DIÁLOGOS CON LA VIDA

Diálogos con la Vida

Leonardo Alvarez

(Carta a un amigo después de una gira por el sur de Chile)

 

Estimado amigo Helmuth: 

Hace ya cuatro días que he pasado encerrado la mayor parte del tiempo en  mi casa. Es lo que suelo hacer después de cada viaje que hago. Principalmente porque el desgaste en todos los aspectos es tan grande que los días posteriores a mi regreso permanezco sin fuerzas y sin ganas de hacer nada, lo cual  me obliga a enclaustrarme varios días en la oración, la lectura y la meditación, como una forma de encontrar nuevas fuerzas para continuar.  Es además un tiempo muy especial para reflexionar en lo vivido y este viaje que hemos hecho juntos ha estado lleno de tantos momentos tan intensos. 

Acabo de terminar nuevamente de leer "La Resistencia" de Sábato y he quedado pleno de tantos pensamientos y desafiado de muchas maneras. La última frase del libro me ha quedado como una especie de ancla y resumen:

 

"El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria". (Sábato)

 

Mi querido amigo y hermano, regresan en abundancia a mi memoria los muchos diálogos que tuvimos, acompañados por tantos paisajes eternos de nuestro divino sur chileno. Entre tantos pensamientos que dibujamos en nuestras caminatas por las riveras del lago Llanquihue, recuerdo nuestra obsesión por el tiempo de fragilidad que nos ha tocado vivir, en diferentes campos de la vida. Me conforta el saber que nuestra fragilidad es el mejor momento para conocer a Dios y sus sueños de vida para nosotros. Es cuando nuestro peregrinaje deja de ser una circunstancia y se transforma en opción de vida, que entendemos de mejor forma nuestro llamado, nuestra vocación o destino. 

 

"Me gusta andar pero no sigo el camino, porque lo seguro no tiene misterio...

No soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir, y ser feliz es mi color de identidad.. "  Cabral

 

¿Recuerdas estos versos que nos acompañaron en los caminos?  Espero que sí. Para mí, la poesía en el camino fue como aire fresco para los pulmones del alma. Estos versos de Cabral me sorprenden por su sencillez  y profundidad. Es un recordatorio para mi del valor universal de la vida humana y que se construye y aprecia cuando aprendemos que somos peregrinos en esta tierra y que nos pertenecemos unos a otros, en una dimensión tal que lo que le pasa a algunos nos pasa a todos. 

 

Todos los encuentros que tuvimos con esos chicos en los colegios, con la gente en las iglesias y por sobre todo esos diálogos teológicos en las comidas en las casas de los amigos y esas preguntas de sobre mesa, me cautivaron por su riqueza. Ver los rostros y sentir los corazones ansiosos, de tantas vidas con los  que nos conectamos de muchas maneras, fue realmente un milagro de la bondad de Dios. No puedo menos que  sorprenderme de las formas en que el Eterno nos abordaba en cada nuevo día. 

 

Pienso reiteradamente en estos días acerca de la bendita locura que significa vivir de esta manera. Yendo por el mundo cantando y dialogando la vida, sin más pretensión que regalar al mundo nuestra vida. Porque a fin de cuentas, nuestras vidas son el más grande tesoro que tenemos y tengo la convicción que somos el anhelo más grande  de Dios. ¡Tanto que sufrimos los seres humanos acumulando cosas!, gastando la mayor parte de la vida en aquello que nos reporta cosas materiales, relegando los afectos a un segundo plano. Qué estupidez humana. Por eso Sábato dice de manera tan gráfica:

 

"El hombre de la postmodernidad está encadenado a las comodidades que le procura la técnica, no se atreve a hundirse en experiencias hondas como el amor o la solidaridad. Pero, paradójicamente, sólo se salvará si pone su vida en riesgo por el otro hombre, por su prójimo, o su vecino, o el chico abandonado en el frío de la calle. Un acto de arrojo como saltar de la casa en llamas no es un acto racional, pero no es importante que lo sea, nos salvaremos por los afectos." (La resistencia, Sábato, 2000, p. 154)

 

En Temuco, el cielo sigue nublado. La primavera aun se resiste a revelarnos todo su encanto en este año que ya se acaba. Si embargo sigo con esperanza. Aun tenemos que seguir cantando porque para eso hemos nacido. Confío querido amigo que volvamos a encontrarnos nuevamente para seguir soñando por los caminos. Que Dios nos sorprenda nuevamente con su misterio. Mientras tanto seguiremos dialogando y alimentándonos con su Vida.


 

 

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