“Baja a Dios de las nubes
llévalo a la fábrica donde trabajas,
Quita a Dios del retablo y
grábale dentro de tu corazón.
Roba a Dios de los templos
donde le encerraron hace tantos años,
déjale libre en las plazas,
llévale también al mercado del pueblo.”
Cuando apenas cumplía los 15 comencé mi aventura de vida con la guitarra y uno de los cantos que marcó esa generación fue “Baja a Dios de las nubes”. Yo mismo solía salir a las calles de Temuco con un amigo a predicar cantando y una de mis preferidas era esta canción, que al entonarla en las calles, uno sentía que el pecho se inflaba, porque de algún modo era una consigna hecha canción, que para los cristianos de aquel entonces expresaba muy bien el desconformismo de mucha gente hacia la religión institucionalizada.
Lo paradójico de todo esto es, que siendo una canción tan conocida en el medio religioso-cristiano, la mayoría no conocíamos a su autor. Pasaron más de 20 años y en uno de mis viajes conocí a un amigo uruguayo, Luis Cesary, que me habló de Luis Alfredo. Cuando me mencionó su nombre, obviamente le dije que no sabía de quien me hablaba, hasta que me dijo: “Es el que compuso Baja a Dios de las nubes”. Finalmente, recién el año 2010 pude encontrarme en Uruguay personalmente con Luis Alfredo Días Britos y desde entonces he podido conocer un poco más de su trabajo, de sus más de cuarenta años de trayectoria musical, donde no solo ha grabado muchos discos sino que además ha producido a muchos cantantes cristianos.
Luis Alfredo representa para mí y creo que para muchos del ambiente cristiano, un profeta que se adelantó a su tiempo, no solo por el contenido de sus canciones sino también por su enfoque en una espiritualidad integral del artista. Al ir conociendo parte de su historia, su testimonio de vida y aun su propia familia uno va descubriendo el valor que implica el arte cristiano, cuando el mensaje se ha podido encarnar en la persona.
“Tan cerca de mi
Tan cerca de mi
Que hasta lo puedo tocar,
Jesús está aquí”
En una sociedad como la nuestra, atestada de superficialidad en todos los contextos, me pareció importante destacar el servicio que nuestro amigo Luis Alfredo ha desarrollado en muchos lugares del mundo a través de su arte. Quienes hemos podido conocerlo un poco más, distinguimos en su vida un rol pastoral desde el arte que tanta falta hace en nuestro contexto latinoamericano, donde todavía tenemos tanto que aprender, sobre lo que implica una espiritualidad desde la cruz.
También va aquí nuestro agradecimiento por la tremenda influencia que ha dejado en muchos de nosotros, que crecimos cantando sus canciones, tanto dentro como fuera de los templos.
Gracias Luis por tu entrega y servicio. Gracias a tu familia, a tu esposa e hijos, que junto a ti, se han atrevido a vivir este sueño del Mesías Jesús, con todos los costos que implica un ministerio de esta naturaleza. Que Dios te siga usando entre nosotros de muchas maneras.
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